Resulta contradictorio (y una mamarrachada, si se me permite) que una persona que tiene la palabra “pop” colgada del teclado entrada tras entrada despache a McCartney con ese desprecio. El trabajo de McCartney, no sólo en su época beatle (a estas alturas inopinable) sino desde 1970 hasta hoy le convierte por derecho pleno en un músico tan esencial o más que Brian Wilson. Directamente, sin él no podríamos hablar de “los buenos Big Star”, por poner un ejemplo al vuelo, y ésto es sólo una mínima parte de las puertas enormes que ha abierto con su música. Sin ir más lejos, fue el gran impulsor de la onda más experimental de los Beatles, con todo lo que ello supone. HASTA el día de hoy (no ahora con The Fireman, tras dormirse en los laureles durante años) ha estado persiguiendo y cazando en muchos casos lo que podríamos llamar la “canción pop perfecta”, y eso está ahí para quien quiera verlo. El resto podéis seguir en vuestro mundo de hazañas indies, loando a Apenino, a Britney y a quien toque. Ellos si que LO TIENEN, y no Paul McCartney, claro.
Todo esto me recuerda a… quienes consideraban en los heroicos 90 españoles a Revolver como artífices del rock que había que escuchar, y no a Cancer Moon. ¿Te suena quien ha hecho este análisis?.